27 de Octubre 2004

Un día cualquiera.

     Donde yo trabajo, el alba del anochecer es de un azul intenso y provocador. Mochila al hombro, S. observa los focos apostados en las altas torres de metal recién pintado y se encamina hacia el coche.
     A estas horas, la carretera de vuelta siempre esconde algo mágico y hoy, concretamente, aún más. Apenas hay tráfico y, tras la niebla, atisbo una genial foto de esa ciudad que me espera a lo lejos, una de esas que nunca podría inventar.
     Empieza a hacer frío y la luz de las farolas difumina mi realidad. Casi mecido pos la lluvia y el cansancio, no me siento impaciente por llegar. Y no debiera ser así. Es tarde y el día ha sido agotador; debiese embriagarme la sola idea de quedarme inconsciente unas cuantas horas y recargar mi cuerpo. Sin embargo, resulta curioso como salir de noche y volver de noche siempre resulta más tranquilo, mucho más gratificante, casi sensual.
     Esbozo una sonrisa y decido que no me extraña nada que en los países nórdicos estén todo el día follando.

Posted by S. at 27 de Octubre 2004 a las 03:17 PM
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El azul es un color mágico dentro de un anochecer, es un color que se inhala y embarga todo tu cuerpo. El estremecimiento que sientes es tan leve y placentero, que notas revivir aquellas partes de tí mismo que se creían superadas u olvidadas. Vuelven experiencias pasadas, recuerdas vistas aletargadas, olores y sensaciones banales que recobran sentido, te sientes solo y feliz.
Contigo mismo.

La desnudez del yo en un frío anochecer tiene la magia de hacernos morar hacia nosotros mismos, y creer intuitivamente que el hermafroditismo humano es posible por un breve instante.

Posted by: Axque on 6 de Noviembre 2004 a las 05:51 PM
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