30 de Noviembre 2003

Sleeping Satellite

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Posted by S. at 8:39 PM | Comments (1)

26 de Noviembre 2003

Gollum y S.

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       Sí, soy yo; ¿qué pasa?. ¿Qué tenéis que decir?. Llevaba algún tiempo notando algo extraño, pero no supe ponerle nombre. Al fin esta mañana al despertar y mirarme en el espejo lo he visto. Ha sido después de hacer un hueco con mi mano en el cristal empañado por el vapor de agua. Me he acercado muy despacio a la imagen reflejada. Sin dudarlo; en ocasiones no hay criatura más parecida a S. que el viejo Gollum.
       No esperéis nada bueno de mi en doscientos años.

Posted by S. at 5:02 PM | Comments (1)

24 de Noviembre 2003

Estación de Atocha

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Ir o volver... Esa es la cuestión.

Posted by S. at 6:14 PM | Comments (2)

21 de Noviembre 2003

Cara de perro

       Frank Zappa caga frente a la mesa de sonido, un Lenny Kravitz endiosado mira al cielo y la nueva camarera cara de perro se pasea por allí.
       Se propone una partida de dardos. S. acepta y echa un euro en la máquina, pero la máquina no responde. Unos cuantos golpes y sigue sin responder. S. se dirige a `la nueva camarera cara de perro´; y le comenta el problema.
              - ¿Seguro que lo has metido?
       `Mirada asesina S.´ reaparece.
              - No, la verdad es que ando escaso de pasta y dado que vengo aquí a menudo y me cobras 5 euros por Ballantines voy a ver si lo amortizo estafándote un euro, estúpida.
       Me da el euro y vuelvo a probar suerte... pero olvidé que hoy es el día mundial de la máquina de dardos y ésta está de descanso.
       S. vuelve a la barra. Me mira e imagino que ladra. La miro y con la cabeza niego resignado como el médico transeúnte de película americana que toma el pulso a esa persona tiroteada y después alza la cabeza hacia el público callejero expectante al resultado.
              - ¡Pues no vuelvas a meter más!.
              - Pues pon un cartel de `no funciona´ en tu mierda de máquina de dardos y opera tu cara de perro.
       Pido otro Ballantines para relajarme. De una cajita sobre la barra cojo una tarjeta y entiendo cuál ha sido el fallo de esta noche. Hoy no pincha A.
       A. no es que pinche de puta madre, pero me pone las copas más baratas. S. otea la mesa de mezclas, hay un tipo desconocido, un tal DJ Raúl. Higher Ground de los Red Hot, de acuerdo, algo de los Ramones y un par de incatalogables que no suenan mal.
       Pero llega la hecatombe y a mis oídos llegan versiones de clásicos que solo podría pinchar este tío. La más dolorosa sin duda es una del enorme Karma Chameleon de los Culture Club con Boy George a la cabeza versionada posiblemente por Chiquito de la Calzada y The Bequelar Prince al estilo South Park.
       Decidimos que ya es hora de largarnos. Subo a casa. Son las 2 de la mañana y Perro espera para sacarme a dar una vuelta y tomar el aire. S. le comenta que sólo piensa en la siesta de mañana y la nueva excusa que habrá de dar cuando irremediablemente abra los ojos al despertar y se de cuenta de que se ha quedado dormido.

Posted by S. at 11:32 AM | Comments (0)

20 de Noviembre 2003

Sin título

       Callao, despedidas y reencuentros en esta ciudad gris tendrán que esperar un poco más. Quizá sea mejor así.

       S., que ya no piensa.

Posted by S. at 6:35 PM | Comments (0)

18 de Noviembre 2003

No pido gran cosa

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Posted by S. at 10:33 PM | Comments (1)

17 de Noviembre 2003

Frío

       Esta noche hará frío en Madrid. S. ya lo siente, y su cama está tan desecha y S. tan cansado que agradecería infinitamente que alguien le arropase con un par de mantas. ¿Alguien?


Posted by S. at 10:46 PM | Comments (1)

S., Anacrónico

       Anacrónico. S.podría definirse así en estos días, aunque también podría encumbrarse como psicótico, amnésico, regurgitante e incluso entrañable canalla. Es por eso que las actualizaciones de mis últimos post vuelan por fechas pasadas según ordena la serie neuronal número 15.

       S., pretendiendo hacerse presente.

Posted by S. at 6:37 PM | Comments (0)

16 de Noviembre 2003

Un tío sensible

       Primer sitio del viernes noche. El avenida. Hace frío, así que mientras el grueso del grupo etílico de compañeros de S. efectúa el rito botellonero en el parque de siempre, S. decide acompañar a otro camarada, afectado por catarros y poco aficionado a la bebida, al bar dónde el grueso del grupo pro-establecidos se encuentra. Hay fiesta de JB. La fiesta únicamente consiste en que al pedir un JB, el cual te sale 1 euro más barato, es decir 5 benditos euros de garrafón, te regalan un viaje hacia las JB-azafatas. Antes de pedir S. se aproxima junto a una pareja al lugar donde se encuentran las citadas mujeres de uniforme universitario a ver que se cuece allá. A pesar de que aún no había pedido, una de ellas me da una gran chapa de color fosforito.
       A S. le van los regalos, sobre todo si son inesperados, aunque se trate de una chapa gigante de color fosforito. S. lee lo escrito en ella: “Soy un tío sensible”. ¿Un tío sensible?... S. mira a la azafata que le sonrie. S. no sonrie. S.penetra su mirada hasta el alma de la jovencita e imagina dónde le clavaría la chapa a la joven inocente. Su sonrisa me hace pensar que puede ser, sí, quizá se trate de una nueva manifestación terrenal de ese, esa, o eso que está ahí arriba, controlándolo todo, y que tiene una especial fijación en mi. Creo que le divierto, debo de ser uno de sus títeres favoritos en este gran circo que ha montado.        Escucho las risas de Zeus y Atenea mientras beben sus copas de vino rojo y paladean las malditas uvas del limbo.
       S. decide situarse: No es más que otra casualidad. S. se acerca a la barra, levanta los brazos en alto y pide que le desangren por el módico precio de 5 euros. Copa en mano y con una tarjeta me dirijo de nuevo a las azafatas: Hola.
       La azafata me pregunta que dice mi chapa. No me hace falta sacarla del bolsillo para recordar lo que decía: Sonrio y le digo que soy un tipo sensible. Ella me enseña 4 cartas: Tenis doble, rugby, Golf y Taichí y me dice: Si eres un tipo sensible, ¿qué deporte eliges?.        Decido reprimir cualquiera de los 18 comentarios que se me ocurren al respecto y elijo Taichí.
              -¡Has acertado!
              -¡No jodas!
       Se agacha y saca una de las bolsas que tiene tras el mostrador. Es una camiseta. No parece estar mal, parece mi talla, el tejido durará al menos 2 meses y es de un color anaranjado que no me disgusta. S. pone la camiseta del revés y lee: “Soy un tío sensible”.

Posted by S. at 5:06 PM | Comments (3)

14 de Noviembre 2003

Escupiendo s.angre

       Ninguna ocurrencia sobre un nombre ruso-yugoslavo o serbio-croata para personalizar al caballero melenudo, algo chalado y pobre, muy pobre, que todas las mañanas y todas las tardes pide sin demasiado ahínco limosnas en la calle contigua a mi oficina. Balbucea continuamente palabras ininteligibles en algún pseudo idioma macedónico excepto cuando ve a S. Siempre me sonrie porque sabe que siempre le daré tabaco y tal vez una coca cola en los días de más calor.
       Esta mañana, como tantas mañanas con la cabeza gacha, pesada por la falta de horas de sueño y coyunturalmente dolorida el temprano encuentro con la señora dentista, encuentro al señor macedonio en la esquina del portal. S. dice buenos días y M. responde, como siempre, con una sonrisa. Rebusco en el bolsillo de mi abrigo en pos del tabaco y le doy un par de cigarros mañaneros. Al guardar de nuevo el paquete en el bolsillo algo cae al suelo. Un chaval joven y bien trajeado, acompañado por uno de esos tipos desagradables cuyo atuendo de gala a estas horas de la mañana irritan especialmente a S., se agacha y me retorna mi pérdida con un gesto de complacencia. Cojo de su mano mi cepillo de dientes y miro a M. No me parece buena idea explicarle que debido a mi reciente agujero maxilar debo tener especial cariño para con mi boca y durante un par de días extremar la limpieza de mis marfílicos de carnívoro. S. da las gracias al arreglado joven y se despide de M.

       Escupo s.angre en el vater. Me gustaría decir que escupo sangre de una parte bien conocida de mi alma acuchillada, pero lo cierto es que no, que es la herida de mi boca lo que sangra.
       Sin embargo es viernes, y esta noche la gata rubia del barco quizá durante un momento consiga arañar el hermético cuerpo desconfiado de S.

Posted by S. at 12:00 AM | Comments (0)

13 de Noviembre 2003

Comentario sobre los Posts del 1 al 9 de octubre del presente

       Bla, Bla, Bla...

Posted by S. at 5:52 PM | Comments (1)

El Grito de Munch

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Posted by S. at 5:30 PM | Comments (0)

Publicidad. Sección Clásicos de ayer y hoy.

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"¿Lías con OCB...? No me conoces..." (El Odio - Mathieu Kassovitz - 1995)

Posted by S. at 12:01 PM | Comments (0)

11 de Noviembre 2003

Sin título

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Posted by S. at 9:14 AM | Comments (0)

7 de Noviembre 2003

Mi dentista, la juiciosa y yo.

       Si bien años ha juré mi más enérgica repulsa al estamento médico y a los peluqueros, he de reconocer que no me da miedo ir a mi dentista, repito, a mi dentista.
       Bien sabido es, gentecilla del lugar, que las desgracias, del calibre que sean, nunca vienen sólas; y así aprovecha de nuevo otra de las cuatro juiciosas hermanas de mi maltrecho plexo molar para decir: S., jódete.
       Tras un breve titubeo llamo a mi dentista de urgencia. En un alarde de inteligencia S. lleva consigo un libro. El par de horas en aquella habitación que, como todas las demás habitaciones de este tipo, no cabe duda de que es una sala de espera, S. planea disfrutar de la lectura recostado sobre el sillón ocre y no demasiado cómodo que da la espalda al ventanal y que esconde tras de sí el hilo musical, a tan bajo volumen que bien pudiese estar apagado. He ahí que las desgracias nunca vienen sólas. Se abre la puerta de la sala y entra una señora mayor.

       S., con los buenos modales que caracterizan una parte malquerida de su personalidad sonrie a la anciana:
              -Buenas tardes.-
       Siempre sentí un especial aprecio de modo genérico por las personas de avanzada edad, hasta ese día.
       Su mirada inquisidora se dirige hacia mi. S. responde. Mis modales en pie. La anciana se levanta, pregunta hace cuanto tiempo ha entrado la persona anterior, la anterior y la anterior; tira todas las revistas de cotilleo barato al suelo en busca de una portada con la señorita Letizia mientras repite en voz alta girándose hacia mi:
              -Ésta,… es de octubre demasiado vieja… todo es viejo, ésta… es de octubre… demasiado vieja…todo es viejo…, ésta… es de octubre… demasiado vieja…todo es viejo…- , y así, en intervalos de 10 segundos, las 14 revistas, una tras otra, tras otra. S. hace un pequeño esfuerzo y se levanta a recoger las revistas. – No hace falta- me dice ella mientras escucho el crujido de su cadera cuando hace ademán de agacharse un par de grados hacia la horizontal.
              -No es problema, no se preocupe.-
       S. vuelve a su asiento y retoma el libro. La anciana vuelve a su asiento y retoma la misma monóloga conversación de antes. Me pregunta hace cuánto tiempo entró el primero, el anterior, el anterior…
       S. pierde su educación geriátrica ante el insoportable soliloquio senil y decide no levantar la vista del libro mientras el viejo loro comienza a leer en voz alta todas y cada una de las noticias de las últimas revistas que le he proporcionado: -Ui, que guapa está Carmen Sevilla-… -ah no, si es la pantoja-… no me gusta nada Rociito,… pero nada nada…-
       Me echa complices miradas de reojo y decido que no merece la pena echar a perder de esta manera las sensaciones que me provoca la lectura de este magnífico libro y lo cierro con pesar.
       S. comienza a pensar en la eutanasia. Si bien siempre creí que este era un tema acerca del cual poseía un criterio bastante claro, ahora se abrían ante mi nuevos horizontes: ¿Por qué esperar a que esté enchufada a una máquina…?
       Cada 5 minutos exáctos durante esas interminables dos horas suena el reloj de cuco. Sin reloj, con una exactitud no menos que terrorífica, y aumentando considerablemente su tono de voz, la bendita señora recuerda: - Llevo aquí una hora y quince minutos esperando, no vuelvo a venir… Y usted lleva aquí una hora y treinta minutos esperando. –
       S. rie, pero no tiene ganas de reir, es una de esas risas que enmascaran un estrangulamiento inminente, un delirium tremens repentino… pura enfermedad.
       Se abre la puerta y un angel vestido en bata blanca aparece bajo el umbral:
              - Hale S., ya puedes pasar, siento mucho la espera.-
              -No te preocupes- respondo.
       La vieja continúa farfullando quejas mientras me alejo de allí. (…)

Posted by S. at 1:44 PM | Comments (0)