Confieso que:
- No tengo muchas ideas mejores para postear que escribir estas confesiones.
- Cada vez me parece peor idea.
- Me hago de rogar.
- No tengo por costumbre mentir.
- Eso no quiere decir que no lo haga.
- Puede que os mienta a vosotros.
- He aprendido a relativizar.
- Ésto es sólo un post de un blog.
- S., como tal, no existe.
- Guardo más cosas de las que escribo.
- Incumplo más normas de tráfico de las que cumplo.
- Me reformaré.
- Lo reitero: Sí miento a veces.
- He ahorrado millones en multas.
- Soy cívicamente un enemigo público.
- Aparco que te cagas. Rara vez en sitio legal.
- Conductor estresado y agresivo por las mañanas.
- Suelo cambiar de camino continuamente.
- Me agota la rutina.
- Me acomodo con facilidad.
- La mitad de mi alma es un perro.
- La otra mitad es otro perro.
- No creo en el alma.
- Sí miro a las estrellas.
- No quiero morir joven.
- Cada vez pienso menos en la muerte.
- No soy creyente.
- Reconozco la existencia de la escobilla del water.
- Me jode que el word no reconozca vater y sí water.
- No leo sobre la taza.
- Tengo un pene y dos testículos.
- Me gustan las cosas claras.
- No siempre soy claro.
- Apago varias veces el despertador antes de levantarme.
- No es el primero que rompo.
- Soy el ser más rápido de la tierra entre levantarme y salir de casa.
- Soy alto.
- No lloré al nacer.
- Lo dejé para más tarde.
- Me gusta la tranquilidad.
- Trato de ser buena persona.
- Las apariencias engañan.
- Me dan por culo las apariencias.
- He hecho cosas malas.
- No me arrepiento de ninguna de ellas.
- Digo muchos palabros soeces.
- Soy más malhablado de lo que pensaba.
- Pero es un recurso fácil para un post.
- Pese a ello, soy educado.
- No puedo matar nada.
- No me depilo.
- Del costra al intelectual he pasado por todas las épocas.
- Exagero mucho.
- Empecé con los Ramones.
- Llevé el pelo hasta los riñones.
- Las rimas no me resultan estéticas.
- Lo llevé al cero y medio.
- Hace años no uso un peine.
- Rara vez me cepillo el pelo.
- Me gusta sentirme limpio.
- Puedo pasar miles de segundos bajo el agua caliente de la ducha.
- Odio a los peluqueros.
- Los médicos no me caen mucho mejor.
- Me gustan las cosas caras.
- Me siento estúpido: todo me parece caro.
- Una certeza: los demás son al menos igual de estúpidos que yo.
- Me desbordó la imaginación.
- No me importa rectificar.
- Pero no lo haré con quien le importe.
- Ser puro/a es el concepto más vomitivo que existe.
- No soporto saludar y no ser saludado.
- Eso también me pone de mala hostia.
- Ostia debería escribirse sin hache.
- Estoy completa y absolutamente enganchado al tabaco.
- Cada día tolero menos las adicciones.
- Me considero realistamente ambicioso.
- Aún no sé especificar las palabras exactas.
- Suelo pensar bastante.
- No me queda otro remedio.
- A veces necesito horas para calmarme.
- Voy al fútbol.
- Juego al fútbol.
- Tengo más de un disco tostado.
- Son menos de 500.
- Una tarde de la semana pasada, de vuelta a casa, aún me daba un vuelco al corazón al escuchar esa canción en la radio.
- En general soy bastante desordenado.
- También es rectificable.
- En ocasiones me subo a la parra.
- Soy un genio.
- Si más de uno supiera todo lo que hago no me hablaría.
- Si yo lo supiera de ellos seguramente tampoco.
- En ocasiones aparezco en la calle con el teléfono inalámbrico en el bolsillo.
- Ese no es el peor sitio donde ha acabado el inalámbrico.
- Me encanta el sabor de esa pasta de dientes con grumos.
- Me gusta cumplir lo que prometo.
- No prometo demasiadas cosas.
- Van 4 agujeros: todos en la oreja izquierda, tres abajo y uno arriba (el único ocupado).
- No hay nada mejor que estar bajo un edredón y que fuera haga un frío de muerte.
- Aguanto bien la bebida.
- La lógica y yo discutimos bastante.
- Reto con la mirada.
- Se me pasará cuando me toquen la cara.
- Me he cansado de confesarme.
- Me niego a contar cuántas han sido.
- No espero que haya mucho atrevido/a que llegue hasta aquí.
"De ser criança
Da gente brincar
Da nossa velha infância"
Mañana de viernes. El cansancio y las últimas dosis de codeína no han hecho demasiado por mi descanso.
S. pone algo de música en el ordenador y mira por la ventana: dos vigas de hormigón concentrado dividen el cielo. Hay varios aparatos de aire acondicionado apostados en el suelo; y en la pared de enfrente, junto a unas pocas ventanas enrejadas, hojas de enredadera secuestradas por barrotes blancos colorean un poco el cemento de este zulo.
Eso es todo lo que recoge mi vista en el patio enano de la oficina.
Voar distante afastado.
Los ojos de S. deben estar rojos y entornados. Imagino que duermo. Los papeles de la mesa desaparecen, y con ellos los bolígrafos, las carpetas, el teléfono, los armarios, la ventana enrejada y todo lo que alcanza la vista de S.
Cuando S. está cansado, sueña.
Busco un par de imágenes de este mismo instante y viajo a miles de kilómetros de aquí en sólo un segundo. Vuelvo a sumergirme en la música y me pierdo entre las calles, los bosques y los recuerdos que no tengo de la ciudad carioca.
Las cagadas de los pájaros tras el ventanal inaccesible ensucian aún más este cielo gris de la tarde en el que me siento tranquilo. El humo escapa a través del cristal entreabierto y yo lo observo; y miro alrededor y me siento acosado.
Tardar tanto tiempo en escribir supone un problema, y es que todas las cosas que pude haber contado parecen lastrar a las nuevas y la cadencia de los dedos sobre las teclas se torna demasiado rígida. Me niego a escribir apremiado. Es algo demasiado parecido a lo del tabaco.
Aunque puede que sólo me falten ideas. Si no os importa, a mi tampoco.